El
Proceso de una Promesa
Genesis 37:5
Todos
aquí hemos escuchado hablar de José en algún momento, un joven al cual Dios le
había dado una promesa, dicha promesa fue dada a través de un sueño, este era
el 11° hijo de Jacob, el primero que tenia con su amada Raquel la cual murió
dando a luz a benjamín, reconocemos que Jacob amaba mucho a José por ser hijo
de la mujer que amaba profundamente, este le regalo una túnica de colores a su
hijo, lo cual causo gran celo entre sus hermanos mayores.
Ahora
no quiero hablar de la túnica ni de los malos que fueron sus hermanos, quiero
hablar hoy sobre el proceso de una promesa.
José
tenia aproximadamente 17 años cuando recibe el sueño de Dios, veía postrado a
todos a su alrededor haciendo reverencia hacia él, recordemos tenía 17 años era
un joven inexperto, con mucho que aprender y mucho por vivir, el sueño que él
tuvo, quizás no lo entendió de inmediato, pero en algo que si estoy seguro fue
que el estaba seguro de que eso iba a ocurrir en algún momento.
A
los 30 años es que José ve cumplido el sueño que había tenía, es claro que a
los 17 años aun no estaba preparado para posesionarse como el 2 al mando, por
eso necesito pasar por muchas situaciones que lo iban a llevar a madurar y a
crecer y confiar en Dios.
Normalmente
cuando Dios nos da una promesa pensamos que dicha promesa va a tener un
cumplimiento inmediato, que a otro día todo va a cambiar radicalmente y que
vamos a salir de las situaciones como por arte de magia, pero mi querido
hermano no es así, cada promesa de Dios tiene un tiempo y un proceso para que
se cumpla.
Algunas
cosas que pueden pasarnos antes de ver la promesa cumplida.
Génesis
37:18-28
La envidia de sus hermanos hizo que ellos lo
vendieran como esclavo en Egipto. Vamos a detenernos un momento y vamos a
ponernos en los zapatos de José: imagina las preguntas que probablemente tenía.
Su vida cambió dramáticamente en un momento. ¡Unas cuantas horas antes, estaba
en su casa, con su padre quien lo quería mucho y de repente iba como esclavo a
Egipto, vendido por sus propios hermanos! ¿Tú crees que entendió porque pasó
todo eso? Yo no lo creo, a mi parecer este joven tuvo que pensar un sin numero
de cosas y que quizás ninguna de ellas tuvo respuesta.
No tratemos de responder preguntas que aún no han
sido contestadas basándonos en lo que nuestros ojos ven. Puede que nuestra
conclusión no sea la correcta y que allí venga aflicción a nuestra vida.
Nuestra vista es muy limitada, solo al presente y
al pasado. Por otro lado, Dios tiene toda la panorámica del pasado, presente
y el futuro. Nuestra vista es
limitada e imperfecta. La Suya es completa.
Génesis 39:1-6
Mas
Jehová estaba con José, se fija, no dice en ningún momento que el Señor se
hubiese apartado de José, por el contrario, la palabra nos muestra que en medio
de la dificultad en medio que ese tiempo malo que había pasado José allí estaba
el Señor.
En cuanto a la vida de José en la
casa de Potifar, se podría decir que la vida le volvía a sonreír. Tenía un buen
trabajo: estaba a cargo de las propiedades de uno de los oficiales del faraón.
Me parece que esa era una posición muy privilegiada para muchos egipcios,
siendo José un extraño entre ellos. Creo que esto es familiar para muchos que
están en este lugar, en ocasiones ven que las cosas están empezando a cambiar
para bien, todo parece que va viento en popa.
Pero
como a José, vuelve y se le presenta otra situación
Genesis 39:19-20
Pensaríamos
y diríamos nosotros una tras otra, estoy saliendo de una y ahora me meto en
otra, pero Señor lo único que me esfuerzo en hacer es agradarte, es obedecerte,
es dejar en alto tu nombre, porque me pasa esto, porque tiene que mentir con
respecto a mis acciones. Dios que está pasando.
Genesis 39:20-23
y me parece que lo mismo sucede
contigo: el Señor está contigo. Aunque estés en una situación difícil, el Señor
está ahí. Puede, que, como José, tengas preguntas que no han sido respondidas.
Puede que te preguntes” ¿y dónde está
Dios en todo esto?” pero la es respuesta creo que es simple, corta y
directa: contigo.
Génesis
40:5-8
Génesis
40:9-15
Génesis
40:20-23
¡Así como de repente José fue exiliado
y enviado a prisión así de repentino fue puesto como el segundo en mando en
todo Egipto! ¡Solo el faraón estaba por encima de él Bajo el liderazgo de José,
Egipto iba a poder ahorrar durante el período de la abundancia lo suficiente
para enfrentar los siete años de hambre que venían! Además, Jacob, el padre de
José, una vez que escuchó que había alimento en Egipto, envió a sus hijos para
que compraran. Los capítulos 52-56 de Génesis demuestran la hermosa manera en
que Dios arregló una reunión de toda la familia en Egipto.
José: las razones
Las cosas que hemos leído sobre José, especialmente el período de
tribulación, no era algo que duró uno o dos meses. De hecho, pasaron como 13
años desde el momento en que José fue vendido a Egipto hasta que fue a dar
frente al faraón (ver Génesis 37:2 y Génesis 41:46). El Salmo 105;17:22 nos da
un resumen de lo que le sucedió a José así como su significado.
Salmo 105:17-23
“Pero envió [Dios] delante de ellos [el pueblo de Israel] a un hombre: a José,
vendido como esclavo. Le sujetaron los pies con grilletes, entre hierros le
aprisionaron el cuello, hasta que se cumplió lo que él predijo y la
palabra del Señor probó que él era veraz. El rey ordenó ponerlo en
libertad, el gobernante de los pueblos lo dejó libre. Le dio autoridad sobre
toda su casa y lo puso a cargo de cuanto poseía, con pleno poder para instruir
a sus príncipes e impartir sabiduría a sus ancianos.”
Fue Dios quien envió a José a Egipto. “EL LO
ENVIÓ”. Así como José les dijo a sus hermanos después de la reunión:
Génesis
45:7-8
“Por eso Dios me envió delante de ustedes: para salvarles la vida
de manera extraordinaria y de ese modo asegurarles descendencia sobre la
tierra. Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes.”
y
también en Génesis 50:19-20
“No tengan miedo — les contestó José. ¿Puedo acaso tomar el lugar de Dios? Es
verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese
mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida
de mucha gente.”
Regresando
a Salmos, Dios había dispuesto un tiempo para que “Su Palabra [en cuanto a
José] se cumpliera”. Hasta ahí “hasta que la Palabra de Dios lo probó.” Por lo
cual, las cosas que José sufrió no eran por “mala suerte” o por malas
circunstancias, sino los pasos que Dios había dispuesto para el plan que tenía
para él. Ese fue un proceso que Dios había planeado para
desarrollar en él lo que era necesario para el próximo paso. Como en Romanos
5:3-5 dice en cuanto a las tribulaciones:
Romanos
5:3-5
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las
tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia,
prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza;
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos fue dado.”
también
en Santiago 1:2-4
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas
pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas
tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin
que os falte cosa alguna.”
Hebreos 10:36
“porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la
voluntad de Dios, obtengáis la promesa.”
Necesitamos paciencia para llevar a cabo la voluntad de Dios y, aunque
no nos guste, la paciencia se produce a través de procesos, no de caminos
cortos. José no podía avanzar al paso 3 [ser el segundo en mando en Egipto y
ser el medio para salvar a Israel] sin haber pasado primero por el paso 1
[haber sido odiado por sus hermanos y el haber sido vendido a la casa de
Potifar en Egipto] y 2 [haber sido enviado a prisión injustamente]. Como en el
Salmo 105 dice: “Le sujetaron los pies con grilletes, entre hierros le
aprisionaron el cuello, hasta que se cumplió lo que él predijo” lo que Dios
tenía preparado para José desde el principio era el paso 3. Sin embargo, no lo
hubiera hecho posible sin haber transcurrido los pasos 1 y 2. Queremos la
resurrección sin crucifixión. Queremos ser discípulos pero sin cargar la cruz.
Simplemente no se puede. Si el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, “Y aunque era
Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;”
(Hebreos 5:8) ¿a caso creemos que podemos aprenderlo de otra manera? Si sí,
entonces nos engañamos a nosotros mismos.
Los procesos son pasos, solo para llevarnos más arriba y son planeados
por Dios para nuestro beneficio. Así como para José, para nosotros también son
herramientas que Dios planeó para desarrollar en nosotros lo que es necesario
para el siguiente paso en el cual nos quiere tener. Dios tiene un plan y un
propósito para nuestras vidas y quiere que cumplamos ese propósito. ¿Nos vamos
a someter a Él? Nadie va a llegar a paso 3 sin haber recorrido el paso 1 y
2. Nadie va a aprender obediencia sin haber padecido sufrimiento.
Nadie va a producir paciencia sin tribulaciones. Nadie va a alcanzar el
propósito que Dios tiene para él sin permitirle al Señor que desarrolle (y
remueva) – a través de procesos- lo que Él considere necesario.
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