Introducción: La vida cristiana debe ser un continuo crecimiento, de gloria en gloria, Dios entonces pondrá delante de nosotros nuevos desafíos, nuevas metas que alcanzar, nuevas pruebas que superar, pero avancemos, recordando las palabras del Señor: “esfuérzate, y sé valiente, no temas, ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas”.
I. DIOS ESPERA DEPENDENCIA Y BÚSQUEDA DE SU ROSTRO, 2 Rey. 2:1-3.
A. Bet-el significa: casa de Dios.
Nota: Probablemente Dios envía a Elías a las escuelas de profetas (en Bet-el y Jericó), para dar instrucciones finales antes de su partida. Aquí, en Bet-el Jacob tuvo una experiencia (cuando huía de su hermano Esaú, tuvo una visión de la grandeza de Dios, y llamó aquel lugar casa de Dios: Bet-el).
Bet-el nos habla de la grandeza de Dios, de sus obras, de su poder, de su protección y provisión, y somos testigos de eso. La obra de Dios es grandiosa: su creación, sus milagros, y no nos falta con su provisión, podemos confiar plenamente en él. Betel nos habla de su protección y provisión.
B. Es necesario trascender de la bendición a la presencia.
Nota 1: La casa antecede al Dios de la casa. Lo más precioso de un palacio o castillo, no es su belleza o riqueza, sino el rey que mora allí. Seguramente el palacio nos ofrece descanso, refugio, alimento, abrigo, etc, sin embargo, es necesario ir más allá de la provisión, para conocer al Proveedor. Eliseo estaba agradecido pero no conforme, él quería más, y ésa es la actitud correcta.
Nota 2: En el palacio, la alcoba principal, la más protegida y hermosa, era donde dormía el rey, era su lugar de intimidad, sólo entraba él y su esposa, recordemos aquí que somos la novia del Cordero. No te conformes con la belleza de la sala, o las delicias del comedor, ingresa al aposento del rey.
Por eso, Jesús dijo: “más tu cuando ores, entra en tu aposento y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. Esto nos habla de la intimidad que debemos tener con Dios.
II. DIOS REQUIERE FE E INTEGRIDAD, 2 Rey. 2:4-5.
A. Jericó representa conquista, victoria, milagros.
Nota 1: Jericó fue la 1ª ciudad de Canaán que Israel tuvo que enfrentar, era una fortaleza, sus muros eran impresionantes: altos (9 mts), anchos y profundos (no podían hacer túneles). Pero Josué le creyó a Dios, y lo obedeció: siete vueltas, tocaron las trompetas y gritaron. El poder sobrenatural de Dios derribó los muros, fue una gran conquista, fue una oportunidad para crecer en la fe, la fe en Dios es la atmosfera para los milagros.
Nota 2: Era un gran desafío, pero siempre Dios será más grande. Era casi un imposible, pero para Dios todo es posible. Lo único que Dios requería de Josué era que siguiera sus instrucciones, Josué aprendió a escuchar a Dios, porque aprendió primero a escuchar a Moisés (cuando tú aprendes a escuchar tus autoridades terrenales, te será más fácil oír a Dios, pues cuando escuchas y obedeces al que ves, seguramente escucharás y obedecerás al que no ves). La fe en Cristo y su obra, nos lleva a caminar en lo sobrenatural de Dios: milagros, sanidades, liberaciones… Señales que Dios estableció para que caminemos en un evangelismo eficaz y poderoso: “porque el Reino de Dios no consiste en palabras sino en poder”.
B. La fe en Dios nos da la victoria, y la integridad la sostiene.
Nota: Ellos (Israel) conquistaron la ciudad, pero un hombre llamado Acán robó de los tesoros de Jericó, y Dios había dado orden de que nadie tomará de esos tesoros, y éste hombre hizo que Israel perdiera la segunda batalla. Para alcanzar y sostener las grandes conquistas que Dios tiene para nosotros por delante se requiere integridad, honestidad, transparencia.
III. LA HUMILDAD PRECEDE Y SOSTIENE LA VERDADERA UNCIÓN, 2 Rey. 2:6-8.
A. Jordán significa: el que desciende.
Nota 1: Es muy interesante que éste río es el único del mundo cuyo curso se halla en la mayor parte de su longitud, por debajo del nivel del mar. Desemboca en el Mar Muerto (que se encuentra 400 mts por debajo del nivel del Mar Mediterráneo). Es un río bajo, que desciende, es figura de humildad, del que baja. Recordemos que Dios exalta al humilde, Dios unge al humilde, y esa humildad sostiene la unción, pues Luzbel era un querubín ungido y cuando se enalteció, cuando se ensoberbeció, se convirtió en diablo y Satanás.
Nota 2: Es interesante que el Jordán, un río que da vida a sus riberas y útil para las cosechas, con peces, y beben de él los habitantes de Israel, termine en el Mar Muerto (sin vida…sin salida…), esto nos enseña que cuando dejamos de fluir en el Espíritu, en la adoración, en los dones que Dios nos ha dado, no solo nos estancamos, sino que viene la muerte espiritual… en la medida que somos instrumentos de Dios para dar vida, seguirá fluyendo la vida.
B. Jesús se bautizó en el río Jordán.
Nota 1: Aquel día enseña la Biblia Jesús descendió a las aguas del Jordán para ser bautizado, sometiéndose a la voluntad del Padre y reconociendo el ministerio de Juan el bautista, y el Espíritu Santo descendió sobre él, en forma corporal como paloma (símbolo de pureza y mansedumbre, recordemos que Jesús dijo: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”).
Nota 2: Nos habla de la unción requerida y necesaria para fluir en el ministerio, nos habla de un corazón sometido a Dios y a su modelo. Nos habla de un corazón humilde dispuesto a obedecer. Concluimos entonces, que la obediencia es una expresión de un corazón humilde.
C. Eliseo alcanzó una nueva y doble Porción del Espíritu, 2 Rey. 2:9-14.
Nota: Observamos varias cosas muy importantes aquí:
1. Eliseo quería más.
2. Eliseo quería la doble porción que le correspondía como hijo primogénito del ministerio de Elías, por eso lo llama: “Padre mío, Padre mío” y también por eso sus discípulos eran llamados: “los hijos de los profetas” (En Jericó habían muchos discípulos, pues 50 de ellos los acompañaron a la distancia).
3. Eliseo pone su confianza en Dios mismo: “¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías”?
4. Eliseo fue usado por Dios para hacer el doble de milagros que Elías, pero no fue alzado en un carro de fuego al cielo. Dios tiene diferentes propósitos con cada uno, debemos procurar que el propósito de Dios en nosotros se cumpla.
Conclusión: Dios requiere de nosotros: búsqueda de Su presencia, fe e integridad, y un corazón humilde; y cómo está escrito, Dios promete su presencia: “he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)
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